ARTE ROMANICO
El término “románico” que designa este estilo de arte desarrollado en la mayor parte de la Europa cristiana entre los siglos X al XIII, le fue dado por el arqueólogo Charles de Gerville, en 1820.
No fue producto de una sola nacionalidad o región, sino que surgió de manera paulatina y casi simultánea en Italia, Francia, Alemania y España. En cada uno de estos países surgió con características propias, aunque con suficiente unidad como para ser considerado el primer estilo internacional, con un ámbito europeo.
Europa estaba sumergida en una de las épocas más oscuras de su historia desde la caída del Imperio Romano en el siglo X. El sistema social, político, el arte, la cultura y la ciencia pierden la relevancia de siglos anteriores.
Cuando acaba la tortura por el cambio de milenio, parece comenzar a revivir un optimismo por la vida, que parece ir mejorando. Las nuevas técnicas agrícolas y las innovaciones en la fuerza hidráulica influyen en la nueva forma de pensar y en la demografía del continente.
Los grandes desplazamientos de invasores parecen ir frenándose al convertir al cristianismo a húngaros y normandos, y cesar la amenaza musulmana en España. Ante esta situación, la idea de unificación espiritual de Europa bajo la bandera de fé y de un imperio cristiano a pesar de la distancia geográfica y política de los territorios hace resurgir completamente el que no es ya un continente desolado.
Los monasterios comienzan a ser muy extendidos en casi todos los lugares y ya no tienen esa localización tan definida de la Alta Edad Media. Jerusalén, Roma y sobre todo Compostela se convierten en centros de peregrinaje que fomentan junto con el movimiento guerrero-religioso de las Cruzadas un intercambio de conocimientos, culturas y formas de vida entre los europeos y entre estos y la sociedad islámica.
Fue este fenómeno de resurgimiento social, espiritual, económico y demográfico, el que hace vivir a Europa un periodo de “Renacimiento Románico”, una auténtica fiebre por las construcciones, que se caracterizan por pretender parecerse a la cultura romana precedente.
Comenzaron a construirse grandes catedrales en las ciudades más influyentes y en los más importantes centros de peregrinajes (la catedral de Santiago el Apóstol, en Compostela es un ejemplo de ello). Más tarde el estilo se extiende por toda Europa y en la Baja Edad Media todo pueblo o aldea tenía su templo románico. Este arte es el primero que se desarrolla íntegramente en Europa y también el primer arte cristiano, que alberga formas arquitectónicas, esculturales y pictóricas con rasgos de trascendencia espiritual y que utiliza el lenguaje de símbolos para expresar las ideas y sentimientos.